KAMASUTRA: EL CABALLO AL GALOPE

¡¡¡Por fin es viernes!!! Se acerca el sábado, y ya sabemos, sábado sabadete... 

Así que hoy os traemos una nueva postura del Kamasutra. Una de esas difíciles para él, que requiere fuerza física y entrenamiento pero que, una vez dominada, es muy, muy placentera. 

Sin más, la postura de hoy: EL CABALLO AL GALOPE.

Si bien la posición del caballo al galope no se presta a muchas caricias y enlazamientos de los amantes, sí tendrán placer en dejarse llevar en un juego cómplice de fusión en el que no se sabe quién lidera y quién sigue.

Se puede llevar a cabo esta posición de varias maneras. Por ejemplo, la mujer echada de espaldas con las piernas dobladas y abiertas y la pelvis más o menos elevada. Su amante, se arrodilla entre sus muslos y la penetra. Después se sienta para volver a encontrarse cómodo sobre sus talones, de forma que las nalgas de ella descansen sobre sus muslos. Así, la mujer reposa sus glúteos y riñones sobre las piernas del hombre, y los pies, hombros y cabeza sobre la cama (o el suelo...).

Él se sujeta con una mano a la dama, y con la otra a uno de los pies. La postura que adquiere el hombre es la de un jinete montando un cabello, cogido a las crines con una mano y con la otra sobre la grupa. 

Al ser una postura que ofrece poco contacto físico entre los amantes (no se pueden acariciar, ni los pechos entran en contacto, tampoco se presta a abrazos, las sensaciones se concentran plenamente en los genitales; el pene y el interior de la vagina.

El atractivo de esta postura está en el juego rítmico entre la pareja, que tienen que armonizarse en una fusión en que no se sabe quien lleva las riendas , ni siquiera quién es montura y quién jinete. Empezar despacito, al paso, permite que ambos miembros se acoplen al ritmo del otro.  Aumentar poco a poco la intensidad e las embestidas, "pasar del trote al galope" suavemente, aumenta la excitación, lo que se revelará mucho más fuerte si está entrecortado por momentos de calma, a un paso lento y meditado, hasta llegar al momento del clímax, donde el ritmo se vuelve como el de galope de un caballo desbocado. 

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Fuente: www.doctissimo.es