KAMASUTRA: EL TIGRE AL ACECHO

Hoy volvemos a la carga con las posturas del Kamasutra. 

La postura de hoy, es de las que gusta, tanto a hombres como a mujeres. Muy sugerente y, sobre todo, ¡placentera!

EL TIQUE AL ACECHO

El paso lento y ondulante del tigre es mucho más sensual en apariencia que un comportamiento de depredador. El tigre al acecho es una postura, pero también una actitud. ¡Olvídate de la dulzura y deja salir tus instintos animales en los preliminares!

El tigre y la tigresa empezaran a jugar, y no sólo en la cama. Escondiéndose, al acecho. Persiguiendo a tu presa. Sintiendo el deseo y la excitación de los roces furtivos, los besos robados, las caricias encontradas... sin llegar a caer en las garras el uno del otro. Persiguiéndose alrededor de la mesa o del sofá.

Cuando ya se besan, las lenguas se mezclan y se buscan. Las manos acarician, arañan (sin la necesidad de dejar cicatrices). La uña del índice dibuja ligeramente un trazo en la espalda, los hombros o el vientre. Entonces los dedos se juntan y graban más profundamente en la carne su itinerario: de la cara al seno, de las caderas al trasero. Sintiendo piel con piel mientras se marca territorio... Ojo! Los arañazos en el pene o el monte de Venus deben ser muy cuidadosos, para no dañarlos. 

Daos un tiempo para observaros antes de seguir con el juego. Todavía es demasiado pronto para la penetración... Así que jugad, disfrutad de cada rincón del cuerpo de vuestr@ amante.

Mujer, niégale (un ratito sólo), el acceso a tu vagina, haciendo que él se excite más. Mientras esperas la penetración, sentirás como tu clítoris se contrae y se prepara para el placer, lubricándose por si misma. 

Acercaros y jugad a morderos. Desde el mordisquito gracioso en el lóbulo de la oreja, hasta un bocado en el pezón, incluso el mordisco profundo en la carne tierna situada en la nuca, o en su nalga. Tú, mujer, incluso puedes agarrar el sexo de tu tigre con la boca y rascarlo con sus dientes en toda su longitud (cuidado no le hagas daño). Tú, tigre, mordisquea los labios menores del sexo femenino (también con cuidado de no hacerle daño). La excitación será máxima para ambos.

Es al hombre a quien le toca, como un tigre al acecho, decidir el momento ideal para acabar con los juegos preliminares. Sujeta a tu tigresa por su cintura y bloquea sus movimientos. Ponla de espaldas y haz que se arrodille; busto al frente, senos al suelo, apoyada en sus antebrazos y la cabeza reposando en sus manos. ¡Con esta actitud sumisa, como al rezar, la mujer ofrece al hombre un espectáculo igualable a su erección! 

Ponte en cuclillas tras ella y guía tu pene al interior de su vagina. En esta posición, la apertura está muy estrechada y el pene, llenando la vagina, le parece a la mujer más voluminoso de lo normal. Efectúa cuatro o cinco penetraciones superficiales antes de arremeter profundamente. El contacto de los labios y las paredes vaginales con el pene es estrecho. La alternancia de los tipos de penetraciones y su ritmo amplifica el placer de ambos. 

Sostenida vigorosamente por su pareja, la mujer no puede moverse y tendrá que expresar su placer con gemidos. 

Esta postura es muy placentera dado que estimula el Punto G, dado el ángulo de penetración del pene; así como las paredes vaginales, pues al tener las piernas juntas, se crea una fricción enorme!

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Para los iniciados en el sexo anal, y para los que todavía no terminan de decidirse, este es un momento ideal para disfrutar un poco de él. 

Usa un PLUG ANAL durante todo este rato de juegos. Siente como tu ano se cierra alrededor de él, descubre las sensaciones que produce, los pelos de punta mientras te mueves. Y, especialmente tú, mujer, regálale la vista a tu pareja cuando te arrodilles frente a él.

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